sábado, 30 de mayo de 2009

0730 Catedral de Santa María de Gerona

La Catedral de Gerona consagrada a Santa María, se encuentra en el punto más alto de la ciudad; posee la nave gótica más ancha del mundo, con un tamaño total de 22,98 metros. Es, además, la segunda más ancha de cualquier estilo, por detrás de la de San Pedro en el Vaticano que tiene un ancho de 25 metros. Su construcción se inició en el siglo XI en estilo románico, siguiendo en el XIII con el gótico, conservando tan solo el claustro románico del XII y la torre de la misma época que data de 1040; se terminó en el siglo XVIII.
Desde los comienzos del cristianismo por toda esta zona,[1] la ciudad de Gerona fue sede de un obispado que se asentó en la iglesia de Santa María, regentando al mismo tiempo el santuario del mártir diácono San Félix; este santuario se había edificado sobre la tumba de dicho mártir, cerca de la muralla de la ciudad. Esta pequeña iglesia de San Félix recibió el culto cristiano en sustitución de la de Santa María cuando los árabes se apropiaron de ella para convertirla en mezquita mayor, en el año 717. Más tarde, en el 785, Gerona se libró del dominio árabe rindiéndose y acogiéndose a la autoridad de los francos en la persona de Carlomagno. En el 882 se formó la primera comunidad de canónigos y en el 908 la iglesia fue de nuevo consagrada.

Etapas de construcción [editar]

Se tiene noticia de la evolución de la catedral y sus distintas etapas de construcción a partir del año 1015 en que se hallaba en estado lamentable y ruinoso. El obispo Pedro Roger (hijo de Roger I de Carcasona conde de Carcasona) se ocupó de llevar a cabo las reparaciones importantes en los muros y en las cubiertas de madera. Para hacer frente a estos gastos vendió a su cuñado el conde de Barcelona Ramón Borrell la iglesia de San Daniel por la que recibió 100 onzas de oro.[2] Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un claustro y sus dependencias, ampliándose en 1031[3] y en 1064, siempre en estilo románico.

Se hicieron también obras renovadoras en la cabecera de la iglesia que se consagró nuevamente en 1038. De esta fecha datan dos obras importantes que probablemente proceden de los talleres del Rosellón: la cátedra episcopal y el ara del altar que además se vio lujosamente revestido de oro gracias a un legado especial de la condesa Ermesinda, de 300 onzas de oro.[4] El patio o primitivo claustro se fue transformando durante el siglo XII. En 1081 se había empezado a construir la torre-campanario que recaía sobre el lado sur del claustro y que fue terminada en 1117 a partir del segundo piso.

A finales del siglo XIII hubo una propuesta de obras para transformar la cabecera que se consideraba insuficiente para el culto litúrgico del momento.

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